El debate propuesto por Photographic Social Vision y acogido por el CCCB no es trivial y bastante difícil de abordar. Aquí os cuento algunos pensamientos que tuve mientras escuchaba a los ponentes y al público.
En la hora previa al debate se expusieron fotografías realizadas en cinco talleres. Los talleres tenían como nexo el contenido social de las imágenes generadas por fotógrafos casuales. Personas sin formación previa en fotografía que recibían una cámara y eran acompañados por los directores en un proceso documental de su vida y entorno. La motivación original de los talleres era diferente, pero el resultado muy similar: arte, documental social, experiencia y superación.
Los ejes del debate propuestos eran: “Los ponentes debatirán sobre la creciente presencia de la fotografía amateur en los medios de comunicación escritos y on-line, fruto del acceso a las nuevas tecnologías y la facilidad para producir imágenes con cámaras digitales o teléfonos móviles por parte de autores no profesionales.”
Nadie puede discutir el aluvión de imágenes en el que estamos sumergidos, pero ¿es eso democracia? ¿Existe un proceso de democratización?
Allí sentados veía cinco productores contenidos por los medios y las leyes:
- los fotógrafos profesionales,
- los directores de los talleres,
- los alumnos de los talleres,
- los photobloggers/bloggers,
- y los neófitos (en el buen sentido).
Es importante comprender la diferentes relaciones con la imagen/noticia de estos productores. Los dos primeros la buscan, los alumnos son la imagen/noticia, los photobloggers nos podemos acercar a ella si nos queda de paso y los neófitos se tropiezan con la imagen. Desde un punto de vista económico los primeros reciben ingresos por generar imágenes, los segundos por crear las condiciones para que se generen. Mientras que los alumnos, photobloggers y aficionados podrían percibir algo.
Mi granito de arena pretendía ser: no basta con poder subir una foto a un espacio potencialmente infinito. En ese espacio nuestras fotos se pierden entre millones. Las fotos que se ven en la red siguen siendo aquéllas que tienen un proyecto editorial detrás. Se necesita un conocimiento del medio y de las reglas sociales del mismo: marketing. Esto tiene un costo, por lo que la igualdad, base de la democracia, comienza a alejarse.
Como decía Pepe Baeza, las cosas no han cambiado demasiado. Las posibilidades de internet combinadas con la inmediatez de las tecnologías móviles ciertamente son nuevas, pero las reglas que rigen a los grandes medios son las mismas que hace 20 años. Y no nos engañemos, esas reglas también guían a los espectadores y los mismos productores supuestamente no-alineados. La verificación del contenido, resaltaba Pepe, lleva el mismo tiempo que hace una década. Una noticia “seria” nunca debería prescindir de este elemento.
Ciertas fuentes independientes llegan a ganarse el respeto del público y consiguen la autoridad por una continuidad, veracidad y constancia. Tal podría ser el caso de Michael Shaw y otros blogs. Ellos han ganado con las mismas reglas en un espacio diferente. Son voces que en otra época se hubieran perdido. Pero estas voces tienen un conocimiento del medio y un objetivo/mensaje.
Como espectadores disponemos de más fuentes como photobloggers y flickr que nos dan una opción. Queda en nosotros otorgarles credibilidad.
Sí, hoy es más posible que “la noticia seas tú”. Podemos entender esto como democratización, pero la democracia está lejos. Las voces siguen proviniendo de casas con pan y techo asegurado.
Los talleres mostraban imágenes hechas por niños inmigrantes sin papeles en Tel Aviv, niños que sufrían la catastrofe del Katrina, jóvenes bonaerenses de barrios pobres, valencianos sin hogar y personas mayores de Barcelona.
Efectivamente esta visión es diferente, pero la posibilidad existió porque personas con una intención les proporcionaron los medios y los publicaron. Ellos pusieron el conocimiento de los medios que posibilitaron a esas imágenes llegar a mis ojos.
Los directores de estos talleres no tienen millones de euros en el banco, tienen espíritu y saber. Los alumnos nos dan una frescura que los experimentados perdemos al caer en la trampa de copiar los cánones de los medios. Pero ellos solos, no saldrían del cajón de la mesita de noche.
Creo que podría resumir todo esto en: una democratización real podría ser posible con la misma arma de siempre: la formación. Formación y tecnología siguen siendo bienes escasos, casi monopolizados por el primer mundo. Pero la tecnología, en la fotografía, es secundaria. Positiva pero no determinante.