La 2 de TVE estrena el próximo jueves 29 de enero a las 23.45 h dentro del programa Crónicas el documental «Las dos guerras del fotógrafo Boix».

El ciudadano francés Raymond Pouech halló en un mercadillo de antigüedades, cerca de Perpiñán, un fondo de negativos fotográficos, algunos de los cuales se encontraban envueltos en trozos de papel con notas caligráficas. Lo que más llamó la atención de Pouech es que en las inscripciones aparecía repetidamente la palabra “Montsec”, la cordillera prepirenaica que cruza parte de las provincias Huesca y Lleida. Pouech adquirió el lote porque parte de sus antepasados procedían de esta zona, o al menos esto es lo que dijo a Josep Cruanyes, presidente de la Comissió de la Dignitat, cuando este compró los negativos en una subasta. El interés de Cruanyes y sus colaboradores no era tanto por la cordillera del Montsec, sino porque la mitad de los 1368 negativos captaba escenas de la Guerra Civil.

Comissió de la Dignitat se asoció con la entidad Fotoconnexió para documentar y –en caso de ser posible- establecer la autoría del lote fotográfico, al que denominaron Fondo de Argelers. La hipótesis inicial era que los negativos habrían pertenecido a un soldado republicano internado en el campo de concentración de Argelers, tras cruzar la frontera a finales de enero de 1939.

El trabajo conjunto de ambas entidades permitió, al cabo de pocos meses, identificar a Francesc Boix como autor de las fotografías correspondientes al frente de Aragón y del Segre entre 1937 y 1938. Todos los negativos anteriores al periodo de la guerra (1930-36) están atribuidos, de momento, a Bartomeu Boix, padre del fotógrafo.

Francesc Boix, nacido en 1920, se interesó por la fotografía de manos de su padre, aficionado a la fotografía. A los 16 años trabajó de fotógrafo en la revista Julio de las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU) donde publicó diversas fotografías. Con 17 años fue al frente, se incorporó en la 30 división donde ejercería de fotógrafo y tenía 19 años cuando llegó al campo de refugiados de Argelers –documentado en una fotografía de Robert Capa-.

Apresado por los nazis fue prisionero en Mauthausen donde trabajó en el laboratorio de fotografías de las SS. Allí conspiró para sacar clandestinamente imágenes del campo de concentración. Estas fotografías fueron utilizadas como prueba en Nuremberg. Boix fue el único catalán y español que testificó en este proceso contra los genocidas. Su testimonio fue determinante para condenarlos.

Después de la guerra, Boix continuó trabajando como fotógrafo en el diario L’Humanité en Paris, pero muy débil de salud murió en 1951, a los 31 años.