La historia de una madura señora victoriana que se descubrió a sí misma como artista creadora y se convirtió rápidamente en una “maestra temprana de la fotografía” como la reconoce Susan Sontag.
“…sin moverse de su hogar, ella realizó los que hoy son considerados por exigentes críticos como los retratos de mayor relieve y originalidad de las historia de las artes plásticas en general.
Lo soprendente es que Julia casi desde el principio se dio cuenta de que se iba a convertir en una artista. Y siempre le interesó más experimentar y capturar la esencia de los temas que elegía antes que dominar la técnica a la perfección.
Se atrevió a jugar con luces y sombras, a exigir a sus modelos femeninos una expresión aparentemente de estatuas pero que sin embargo se muestran cargadas de enigmas. Trabajó con el foco de manera flexible, desoyendo los dictados de la moda y saliéndose de una definición nítida…”
”… sus modelos fueron casi todas mujeres de su conocimiento, amigas, criadas, familiares a las que utilizó casi siempre para representar personajes, obligándoles en muchos casos a posar largos períodos de tiempo debido a sus investigaciones con la luz y las placas. En cambio cuando fotografió a algunos varones ilustres (Darwin, Tennyson o Watts por ejemplo) los dejó posar con el personaje propio de la vida real.”
La info ampliada sobre Julia Margaret Cameron en la fuente de este post: un cajón revuelto
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