¿Listos para un último capítulo de las aventuras y desventuras del color?
Cerré la tercera parte promocionando el uso de Adobe RGB o sRGB según la finalidad a la que queramos destinar las fotografías, y advirtiendo que todas mis explicaciones presuponían que el lector utiliza el formato JPG para sus fotos. Sin embargo, como sabréis todos los que usáis una réflex digital, también es posible guardar las imágenes en formato RAW (o en RAW y JPG simultáneamente).
La ventaja obvia del formato RAW es que es un archivo con mucha más información. No sabría explicarlo resumidamente, pero me imagino un saco más lleno de ceros y unos. Si un archivo JPG utiliza tres canales de color (RGB) y para cada uno de ellos puede especificar 256 valores, un archivo RAW tiene más de 65.000 valores posibles por cada canal. Si hacemos cuentas… un archivo JPG de 8 bits puede representar 16,7 millones de colores, pero un archivo RAW, con sus 16 bits, puede representar más de 280 trillones de colores. Interesante, ¿verdad?
En realidad no es del todo cierto. La mayoría de chips de los sensores actuales no son capaces de capturar 16 bits, sino que capturan 12 o 14 bits. Pero aun así, sigue siendo mucha información. En cualquier caso, Photoshop ofrece dos modos de gestionar los archivos de imagen: el modo 8 bits y el modo 16 bits (menú Imagen –> Modo). El razonamiento subsiguiente es que podríamos abrir un archivo RAW en Photoshop aprovechando esos 16 bits de profundidad.
Cuando abrimos el archivo RAW en CameraRaw (Photoshop), podemos especificar la profundidad de color y el espacio de color deseado:
Y si volvemos al concepto de los espacios de color, recordaremos que Adobe RGB es más amplio que sRGB… y ahí es donde entra en juego el formato RAW. Podríamos abrir un archivo RAW aprovechando los 16 bits en el espacio de color Adobe RGB. El espacio «vacío» que quedaba entre tono y tono de color en un archivo JPG estará «relleno» de datos gracias a los 16 bits del archivo RAW. Dicho de otro modo, si queremos aprovechar la amplitud de Adobe RGB, vale la pena hacerlo con archivos de 16 bits, ya que nos darán un mayor margen de maniobra para editar las imágenes sin problemas de posterización ni bandas y para reproducir múltiples tonos y matices intermedios.
Si aplico el mismo ajuste de niveles a una imagen en JPG y después a su equivalente en RAW, el histograma del JPG nos muestra «cortes» de información perdida, mientras que el histograma del RAW sigue teniendo datos de sobra:
Sin embargo, ahí no termina todo: existe otro espacio de color del que no he hablado hasta ahora. Se llama ProPhoto, y es monstruoso. Es increíblemente amplio; tan amplio que abarca colores que el ojo humano no es capaz de ver. Esa es la mala noticia. La buena noticia es que es tan grande que abarca prácticamente todos los colores que el sensor de la cámara es capaz de captar. ¿Qué significa eso? Que si tenemos los medios para reproducir esos colores (principalmente en forma impresa), el uso de ProPhoto nos ofrece una paleta aún más extensa. Pero no sólo eso: nos garantiza un margen de maniobra aún mayor para manipular las imágenes. Ojo, también significa que los resultados pueden parecer horribles cuando se llegan a usar esos colores invisibles para el ojo humano (e irreproducibles por la mayoría de medios), por lo que es un espacio de color que hay que usar con cautela.
Recordemos que ProPhoto fue creado pensando en esos 16 bits de color, por lo que no tendría ningún sentido procesar una imagen JPG de 8 bits en el espacio de color ProPhoto -los «saltos» vacíos entre colores serían tan evidentes que la imagen rápidamente quedaría llena de bandas y efectos de posterización. Hoy en día, el uso de ProPhoto puede parecer como llevar una prenda dos tallas grande, ya que las gamas de color que pueden reproducir los medios a nuestro alcance son relativamente reducidas. Sin embargo, eso no significa que en el futuro la tecnología no avance lo suficiente como para poder reproducir todos esos colores en pantalla o en forma impresa.
En cualquier caso, lo interesante de disparar en formato RAW es que la información está ahí, pero no tenemos por qué usarla si no queremos. Cuando abrimos el archivo RAW podemos elegir si queremos hacerlo en modo 8 bits o 16 bits, con sRGB, Adobe RGB o ProPhoto (por eso decía en el primer capítulo que es irrelevante la selección de un espacio de color en la cámara si usamos archivos RAW; el perfil elegido solamente se incrustará en los archivos JPG).
Una vez dicho todo esto, debo recordar que si tu objetivo es publicar las fotos en Internet, tal como están las cosas tendrás que terminar aterrizando en sRGB. No importa si disparas JPG o RAW, o si editas tus fotos en Adobe RGB. Para publicarlas en la red hay que limitarse al mínimo común denominador, que por ahora es sRGB (recuerda, en Photoshop, el último paso es Editar –> Convertir a perfil).
La otra mala noticia es que los monitores actuales son bastante limitados en lo que se refiere a gama de colores reproducibles. Como ya dije el otro día, la gran mayoría apenas cubre el espectro de sRGB. En el mejor de los casos, pueden cubrir todo el espectro de Adobe RGB, pero estamos hablando de monitores muy caros (sobre los 6.000 euros). Me imagino que la tecnología irá evolucionando, pero no puedo dejar de preguntarme entonces qué sentido tiene trabajar con tantos bits de información y espacios de color tan maravillosamente amplios si el dispositivo que usamos como interfaz, el monitor, no puede estar a la altura. ¿Cómo puede ser que tengamos que ir a ciegas con el aparato que se supone es nuestros ojos para presentar la información digital? Naturalmente, que el monitor no pueda reproducir un determinado color no significa que esa información no esté ahí (y con ello volvemos sobre la paradoja de estar realmente viendo lo que creemos ver); si está bien ajustado y calibrado, el monitor siempre hará lo posible por mostrar el color más parecido a aquel que no puede representar.
En definitiva, mi conclusión en materia de gestión de color es que no es una ciencia exacta. Por mucho que intentemos tener bajo control las distintas representaciones del color de una imagen, éstas siempre variarán -en mayor o menor medida- en función del dispositivo de salida (monitor, impresora). Pero no por ello el tema es menos interesante. Si queréis más información, sólo tenéis que buscar las palabras mágicas en Google -seguro que encontraréis a otra gente que lo entiende y lo sabe explicar mucho mejor que yo.
Ha estat un bon paquet de posts. Molt clarificador.
gracies
Moltíssimes gràcies per la feina. A mí m’ha ajudat molt a organitzar el que havia anat llegint aquí i allà, i a entendre algun error d’impresió — impressionant 😉 — que no tenia controlat.
Gràcies!!
Muchas gracias por toda esta interesantísima información. Me ha ayudado mucho a entender muchos misterios…
¡Gracias Manuel, lapsus y Oriol! 🙂
joooer Clea, lo había ojeado hace tiempo… pero ahora lo he vuelto a leer con detenimiento y me has aclarado muuuchas dudas. Curiosamente he llegado hasta este artículo a través de google y creo que no hay muchos artículos mejores que este y los otros tres anteriores :DD
gracias, gracias, gracias
Te felicito..es la explicacion sobre gestion de color mas clara y mas simple que he leído hasta ahora….mis mas sinceras felicitaciones y agradecimientos.
Hola leí tus notas y realmente estan muy claritas
te quería preguntar si para estar seguro sobre como quedará mi copia, debería guiarme por los datos que me indica en goterito (donde me indica los valores de los colores)
el tema es que no lo se interpretar 🙂
Gracias
yo soi el que mas sabe de eso
Ya era hora de que alguien me lo explicara de manera que yo lo pueda entender.
Muchíiiiiiiiiiiiiiiiisimas graciasssssssss!!!!
Como ya lo mencionó ‘El cuervo’ «ésta es la explicación sobre gestión de color más clara y más simple que he leído hasta ahora». Muchas gracias por compartir esta información. 😉
Gracias, de verdad mil gracias.
Impresionante. Gracias.
Gracias a todos vosotros, de verdad. Nunca pensé que el tema generase tanto interés.
Creo que se lo comenté a alguno en privado, junté todas estas explicaciones y unas cuantas más y se publicaron en forma de cuadernito: allí hablo desde cómo calibrar el monitor hasta cómo preparar fotos para internet o para un laboratorio.
Si alguien quiere una información más completa puede buscarlo en http://www.pc-cuadernos.com. Vaya por delante que la impresión de esa publicación es bastante penosa, pero enfin, la información está ahí…
😀 a ver si te animas con otro super éxito
Serie muy interesante y que aclara multitud de dudas sobre los espacios de color. Mi más sincera enhorabuena.
Muchras gracias por el artículo. Hace poco tiempo que estoy trabajando en prophoto y al guardar en jpg el trabajo final me quedaban los colores fatal. Gracas a ti lo solucioné 🙂
Joder, gracias por las 4 lecciones.
De veras, es la primera vez que me aclaro con esto.
Muchas gracias por la informacion sobre los perfiles de colores.
Me estaba volviendo loco intentando explicarme por que se veian tan mal las fotos en picasa y cuando las enviaba a alguien.
De nuevo muchas gracias.
Muchisimas gracias por la publicación!!! Muy buena!!!
Me quedan algunas dudas, a ver si podés ayudarme: Si quiero imprimir por laboratorio fotográfico digital (laser), siempre trabajando RAW, Adobe RGB 16bits, ¿el laboratorio es capaz de reproducir todos esos tonos? y los de prophoto? Si trabajan en sRGB convienen terminar pasando luego de procesar y retocar la imagen todo a sRGB? cómo hacer para mantener los colores lo más parecido posible? Si el laboratorio trabaja en ADobe RGB debería salir muy las copias teorícamente, cierto? Mi mayor inconveniente son que los tonos piel me salen marrones en las copias. Bueno, a ver si podés ayudarme un poco más, muchas gracias.
Bueeeno, menudo lio el de los pefiles. Al final hay que hacer pruebas y ver como sale la foto impresa y como la vemos en el monitor con el PS y en la web. El trabajo que has hecho me parece excelenete: claro y muy práctico. Muchas gracias por tu esfuerzo. Saludos.
Como el agua.
P.