El proceso de recuperación de la cima del Turó de la Rovira, en el distrito de Horta-Guinardó, ya está en marcha. Un grupo de jóvenes iniciará el 1 de agosto un campo de trabajo de 15 días para rehabilitar y condicionar las baterías antiaéreas de la guerra civil del Turó de la Rovira. Este es el primer paso de un proyecto más ambicioso, impulsado por la Asociación de Vecinos Can Baró con el apoyo del Ayuntamiento, que contempla también recuperar el poblado ibérico de la cima, crear un museo y rehabilitar los entornos para potenciar el uso ciudadano de este espacio, ubicado en el futuro parque de los Tres Turons.
En esta primera fase, los trabajos de grupo de jóvenes del campo de trabajo organizado para la Fundación Escolta Josep Carol se centrarán en la limpieza y acondicionamiento de las baterías antiaéreas del Turó de la Rovira, actualmente en muy mal estado. Se limpiará los escombros acumulados, las pintadas y el entorno más próximo; se reforzará la estructura; se instalarán rejas y puertas en los espacios interiores para protegerlos; se habilitarán las terrazas como miradores, se mejorará el camino de acceso y se señalizará la zona.
Una vez finalizadas estas obras, en un plazo de unos dos años, la visita a la cima será más accesible y cómoda. Y la visita vale la pena. La cima es un excelente mirador, un gran balcón que permite ver perspectivas y panorámicas de toda la ciudad, ya que tiene un ángulo de visión sobre Barcelona de 360 grados. Si se quiere visitar ahora este lugar, los autobuses que tienen parada cerca de la zona son el 28 y el 24 y el bus de barrio 119.
Ayer hice una visita a este «mirador», por llamarlo de alguna forma. La vista es impresionante; edificios como la Sagrada Familia o la torre Agbar parece que estén a poca distancia. El lugar en sí es bastante lamentable: es poco accesible, se cae a trozos y está lleno de antenas. Olvidaos de hacer panoramas de 360 grados de la ciudad.