Exposición «Mariano Zuzunaga: A Selected Offering»

KOWASA gallery inaugura este próximo viernes 1 de abril a las 19:30h una exposición monográfica dedicada a Mariano Zuzunaga (Lima, Perú, 1953). Artista prolífico, músico, profesor, teórico y autor de varios ensayos, Zuzunaga ha tejido su obra, a lo largo de las últimas cuatro décadas, alrededor de una reflexión permanente sobre el acto fotográfico y el papel del fotógrafo como creador, testigo y pensador de nuestro tiempo. Con el título «Mariano Zuzunaga: A Selected Offering», la muestra reúne una cuarentena de fotografías en blanco y negro que conforman varias series de su obra y reflejan su trayectoria desde los comienzos en los años setenta hasta finales de los años noventa del siglo XX. Esta exposición coincide con la celebración de una segunda muestra del artista, «Circular», que se podrá ver en la galería Esther Montoriol y consiste en una instalación colectiva comisariada por Mariano Zuzunaga en la que sus últimos trabajos –fruto de su experiencia en la creación de imágenes de software destinados a procesos de digitalización– entran en diálogo con los diseños cromáticos y sonoros de Neil Harbisson y las obras de otros artistas.

Sin la pretensión de ser una muestra antológica o retrospectiva exhaustiva, «Mariano Zuzunaga: A Selected Offering» recoge los «vintages» de Zuzunaga, unas fotografías que el autor realizó en su país natal, Perú, a principios de los años setenta, junto con las primeras series que desarrolló al establecerse definitivamente en Barcelona en 1975. Plasmados como momentos culminantes de belleza, exaltación emocional y sutil perplejidad, los tirajes de esta primera etapa rinden homenaje a los grandes clásicos (Henri Cartier-Bresson, André Kertész, Harry Callahan, Minor White y Alfred Stieglitz) y a su espíritu. A estas obras se remontan las primeras ejercitaciones de Zuzunaga en el campo de la fotografía y en ellas se conjura claramente por primera vez la esencia singular de su mirada, una mirada que desafía a los mitos y al halo cognitivo del que se ha revestido la fotografía, priorizando en su lugar una confesada devoción a lo que el acto fotográfico llegará a constituir para él con el paso de los años: un «punto ciego» que nos permite «el acceso al trasfondo de nuestra mentalidad especial» y que «enseña a nuestros ojos a ver lo que de otro modo jamás hubieran visto […], aunque aquello que vemos quede siempre por adivinar».

De esta misma conciencia nacen sus obras de los años ochenta, algunas de ellas reunidas en el libro «Opus XI» (1991). Decantándose por la representación de un mundo abstracto, con la luz y la sombra como su origen y final, las dos series comprenden secuencias narrativas abiertas a interpretaciones. A través de ellas nos adentramos en el universo mental de Zuzunaga, donde el silencio volátil y la ironía dócil pero inquietante van de la mano del desconocimiento absoluto, es decir, de la conciencia de la ausencia de cualquier respuesta ante la falta de la pregunta misma.

Asimismo, para Zuzunaga el momentum fotográfico es una «infinidad de encuadres existenciales de tiempos fragmentarios, fragmentales y fragmentados». En esta noción reside el sentido de sus «Fotomontajes» (1985), una serie de collages en los que Zuzunaga reinventa recortes de sus fotografías en una nueva «vida de fragmentos», al recomponerlas sobre hojas de papel en forma de constelaciones orgánicas abstractas. En conjunto, estos diversos elementos figurativos y no figurativos, aislados de su contexto visual y semiótico original, se ven manipulados, redistribuidos y entremezclados en encuadres que conforman palimpsestos rítmicos, «encuadres disueltos en las nebulosas de una mente frágil».

Cabe destacar también «Fotogramas» (1982) y «Luminogramas» (1984), dos series de carácter experimental y analógico que Zuzunaga realizó durante los años ochenta. Marcadas por la experimentación con los procesos fotográficos y por claros referentes asociados no solo a las vanguardias de los años veinte –entre ellos, la Nueva Visión y su representante más significativo, László Moholy-Nagy–, sino también al cine experimental abstracto de la misma época, estas dos series establecen resonancias entre la fotografía y la música, otra de las grandes pasiones del artista. «Luminogramas», en especial, mediante constelaciones y ritmos visuales que abordan la superficie de la copia como si fuese una partitura, evoca obvios paralelismos con el iniciador del cine absoluto, Viking Eggeling (Symphonie Diagonale, 1921/1924).

«En realidad, las fotografías empiezan a hacerse tiempo antes de que terminen siendo fotografías. Aquello que termina en fotografía es fotografía», escribe Mariano Zuzunaga. En este sentido, con toda razón, su argumento creativo se sitúa por encima del anhelo por lo original y se traslada más bien a la búsqueda de los esquemas mentales que nos incitan a visualizar las fotografías como tales y a tomar nuevas instantáneas. Así, resulta irrelevante saber si es posible encontrar el punto de origen de este trayecto perpetuo y dónde se situaría. Circulares en su forma, las imágenes de «Norais», una serie de fotografías de norays con grafitis inscritos que Zuzunaga tomó en los años noventa en una alusión indirecta al maestro Brassaï, ponen a prueba este concepto y, al mismo tiempo, no dejan de apelar al hecho de que suponen fotográficamente un mundo que, para poder ser visto, ha de ser constantemente pensado en términos fotográficos y que, para poder llegar a ser pensado fotográficamente, necesita ser visto. Por su parte, los fotocollages de los tejados y cielos de Barcelona, que ilustraron la edición original de «El territorio fotográfico» en 1996, pese a resultar inmóviles entre la luz y la sombra a primera vista, delatan movimientos que no somos capaces de percibir y anulan inesperadamente cualquier noción preconcebida del lugar y la historia. Como un ejercicio conceptual regido por los juegos de la luminosidad y la profundidad, el acto fotográfico involucra al fotógrafo en un interminable deambular mental fuera del tiempo.

Fecha: Del 2 de abril al 4 de junio de 2011
Lugar: Espacio 1 de Kowasa Gallery, C/ Mallorca 235, 08008 Barcelona (mapa)
Precio: Entrada gratuita