KOWASA gallery celebra el XX Aniversario de la Asociación de Galerías Art Barcelona con “Generaciones”, una exposición colectiva que rinde homenaje a seis de sus autores más emblemáticos, entre los que figuran Israel Ariño, Carlos Barrantes, Gilbert Garcin, Ramón Masats, Hiro Matsuoka y Rafael Navarro. La muestra reúne un conjunto de trabajos que encadenan el pasado con el presente y el futuro, condensando con su estilo y su forma la filosofía y la trayectoria de la galería.
En paralelo, el espacio 2 de la librería acoge la segunda parte, complementaria, de “Generaciones”, que consiste en una colección de fotografías inéditas del fondo de la galería, todas disponibles en exclusiva por menos de 500 euros.
La muestra “Generaciones” ofrece un recorrido por los trabajos de seis autores cuya obra está relacionada con los orígenes de la galería y su trayectoria actual. Cuando abrió sus puertas en 1997, KOWASA fue la primera galería de España que exponía fotografía de manera sistemática. Desde entonces ha mostrado el trabajo de numerosos fotógrafos de renombre, tanto nacionales como internacionales, y está considerada, junto con la librería KOWASA, por artistas, críticos y coleccionistas como punto de referencia de la cultura fotográfica a nivel nacional e internacional.
La línea de actuación de la galería gira en torno a la difusión de la fotografía de época española (con un énfasis especial en la obra de autores de los años cincuenta y sesenta del siglo XX). Ramón Masats (Caldes de Montbui, 1931; Premio Nacional de Fotografía) es uno de los mayores representantes de esa generación. KOWASA gallery conserva en sus cajones el archivo de época de este autor (alrededor de unos 250 tirajes datados entre 1953 y 1964, a cuyos trucos y ejercitaciones se remontan los orígenes de su lenguaje visual). En sus composiciones, Ramón Masats juega con el valor simbólico de los objetos y los personajes costumbristas de la época: fragmenta, altera, descontextualiza y desplaza los signos, torciendo con ironía y humor los grandes tópicos de la cultura que los envuelve. La precisión compositiva, el diálogo entre la materia y el cuerpo, el tratamiento especial de la luz y la profunda comprensión de la forma le permiten generar yuxtaposiciones inesperadas, gracias a las cuales la vida de la calle y el porvenir histórico que la rodea respiran nuevos significados. La exposición ofrecerá una oportunidad única de apreciar una serie de fotografías emblemáticas de esa época, reproducidas en varios libros de Masats, así como otros tirajes inéditos.
Con una trayectoria de casi cuatro décadas a sus espaldas y una obra de registros y recursos variados, expuesta en más de 500 ocasiones en todo el mundo y reproducida en unas 700 publicaciones, Rafael Navarro (Zaragoza, 1940) es uno de los autores españoles contemporáneos más consagrados por sus propuestas creativas reflexivas y rotundas. Con motivo de la exposición, Navarro presenta una recopilación de dípticos de gran formato, procedentes de su serie más reciente, “Testigos”, un inventario del mundo natural en el que la mirada del autor indaga los detalles de la naturaleza y comunica vivencias, sensaciones, formas y relaciones para transportarlas a un estado de evasión interior y elevarlas finalmente a un nivel de reconocimiento existencial más universal. En un lenguaje muy personal, Navarro describe este trabajo como una serie de retratos de “seres vivos, compañeros de viaje, cuyo ciclo de vida puede ser muy efímero o más largo que el suyo”. Las hojas, los vegetales y las flores, captados por lo general fragmentariamente en encuadres densos, en una luz y una sombra consumidas, enfrentan el tiempo humano y el vegetal (este último, surgido de una aparente “nada”). La calma, la quietud y la sabiduría del mundo natural, la lividez de lo efímero, encierran en sí el círculo de la vitalidad. La naturaleza no es tan solo observada, sino que devuelve la mirada, una mirada contemplativa y sosegadora, convertida así en nuestro testigo.
En las promesas de la generación actual pertenece Carlos Barrantes (Madrid, 1960), quien ha desarrollado una interesante labor de investigación sobre procesos alternativos. Inextricablemente vinculadas con la naturaleza y sus elementos, sus propuestas visuales emergen como congruentes realizaciones de un viaje onírico al incierto terreno de una realidad mágica, capaz de producirse sólo ante la cámara. Ésta, situada a ras del suelo, encuadra ofreciéndonos una visión singular de los altibajos del universo. Las fronteras entre lo ilusorio y lo real se deslizan y nos llevan desde la instantaneidad hasta el infinito de la materia. Algo así sucede en el tríptico “Grand-Lahou” de la serie “Más allá del Horizonte”, presentado aquí – una propuesta Kavafiana sobre el horizonte como una excusa para el viaje a Ítaca, sobre la búsqueda de esta línea inexistente entre nuestra frontera y lo ilusorio, donde no importa el destino sino lo sentido. Realizadas con el proceso de la platinotipia, estas imágenes posean una monumentalidad pétrea y sensual a la vez. Por su lado, los cianotipos de la serie “Movimiento” proponen un paralelismo entre el movimiento de la naturaleza (el sol, la lluvia y las olas) y la danza de los cuerpos. Mediante exposiciones prolongadas, el autor logra producir una colección de fotografías la palpitación de un entorno natural borroso, casi inmaterial.
Al igual que Carlos Barrantes, Israel Ariño (Barcelona, 1974) es una de las figuras más prometedoras de la generación emergente. Guiada por un gusto literario, su obra se sitúa en la encrucijada entre lo visible y lo invisible. A la hora de plasmar sus cuentos, Ariño recoge fotografías con su cámara sin tener en cuenta su procedencia o naturaleza. Su técnica se basa en el azar y sus imágenes plasman mundos oníricos de fantasías que exploran las fronteras entre la mente humana y lo ilusorio. Dichos elementos se pueden apreciar aquí en la serie “Fantasmagories” (2005-2007). La narrativa no lineal de “Fantasmagories” oscila entre dos polos: la indagación científica (la cámara como aparato de conocimiento) y las apariciones de lo sobrenatural ante nuestros ojos (mayoritariamente, a través de la misma cámara y de las desviaciones más inesperadas a la hora de capturar la imagen y revelarla). La fotografía se convierte así en una herramienta autónoma para generar una realidad y una memoria ficticias, a modo de “escritura automática”. De este modo, Ariño rinde su pequeño homenaje al género de la fotografía espiritualista del siglo xix, esa fotografía cargada de ilusión, magia y divertimento, tal como fue plasmada por los grandes creadores de fantasías de la época, que trataron de descifrar con sus lentes espectros y emanaciones. Mediante un modus operandi, la cámara cubre la brecha que hay entre nuestros ojos y el mundo, y lo imperceptible no llega a adquirir otra sustancia que la de imagen fotográfica.
Por su parte, los dos artistas internacionales con los que concluye la exposición aportan el elemento de la escenificación. KOWASA gallery acogió la primera exposición monográfica en España de Gilbert Garcin (La Ciotat, Francia, 1929) en 2004, un autodidacta que al jubilarse se dedicó a la fotografía, construyendo a través de sus autorretratos un mundo fingido sobre la condición humana. En la era de las imágenes virtuales, Gilbert Garcin desarrolla pequeñas “puestas en escena” en las que debuta como sujeto y objeto de sus propias imágenes. Utilizando una estructura mínima —cola, tijeras y algunos materiales pobres—, multiplica los guiños y desvía las referencias. Sin embargo, el desvío que efectúa es un continuo retorno a sí mismo. Disfrazándose de este modo de personaje omnipresente, inventándose aventuras inverosímiles en decorados imposibles, el incorregible buen hombre esboza una sonrisa serena y desafiante. La fotografía se convierte en “la imagen de aquello de lo que soy el héroe”, señala multiplicando los episodios de una ilusión cómica renovada sin cesar. Todas las imágenes están marcadas por el humor, que es tanto más eficaz —el humor gusta de lo implícito— cuanto más ambivalente es el clima de esas imágenes y se sitúa entre lo gracioso y lo patético, lo divertido y lo angustioso, lo cotidiano y lo absurdo. Esta vertiente múltiple hace que sus fotografías conecten íntimamente con los espectadores, que siempre encuentran en ellas un eco de sus deseos y frustraciones, una correspondencia con su concepción de la existencia y el temor a la excesiva distancia entre sus expectativas y la realidad.
La representación teatral de la vida cotidiana constituye también el tema central de la obra de Hiro Matsuoka (Japón, 1968), tal como la ha desarrollado en su serie “Scenes and Stories” (2004-2007). A pesar de que sus fotografías en blanco y negro no están escenificadas, sino que son tomas instantáneas, no dejan de evocar las representaciones de los mundos teatral y literario. Las imágenes de Matsuoka están cuidadosamente compuestas a partir de la distorsión de la perspectiva y la luz. Sus encuadres, poco ortodoxos y fragmentados al máximo, centran su atención en vallas publicitarias, grandes pantallas y cristales, todos ellos elementos de la vida rutinaria de las grandes ciudades. Aun así, el juego de los desenfoques y reflejos produce un efecto alienante, que roza a menudo el surrealismo y sensaciones contradictorias. La lente de la cámara distorsiona la realidad y la transforma en otra distinta, aludiendo a modo de comentario irónico a la naturaleza grotesca del lenguaje visual de la publicidad. La exposición coincide con la publicación de la segunda monografía del autor, “The Undescribed Dance” (2007-2010; disponible en la librería), que sigue la misma vertiente.
Con autorías y estilos diversos, los trabajos presentados en “Generaciones” comparten afinidades en su poética de formas y en su afán por transformar la realidad. Sus miradas, discordantes, misteriosas e inexplicables, nos devuelven al momento decisivo de la captura fotográfica. El ilusionismo da lugar a la busca del ritmo latente y la imagen interior detrás de cada fotografía, inaccesible a nuestra racionalidad y, sin embargo, de una alquimia cautivadora.
Fecha: Del 17 de diciembre de 2010 al 22 de enero de 2011
Lugar: Kowasa Gallery, C/ Mallorca 235, 08008 Barcelona (mapa)
Precio: Entrada gratuita